miércoles, 1 de julio de 2009

Maternity Leave



Estabamos donde las águilas y los buitres cuando un rugido atronador nos hizo movernos a marchas forzadas. Después de haber estado esperado pacientemente en su correspondiente foso, la tigre non c'era, pero ahora parecía convocar a todos los visitantes que aún, pacientes, esperasen su aparición. Llegamos corriendo antes de que volviese a desaparecer en el cuartito que se divisaba tras unas hojas de palmera. Nos cruzamos con un montón de gente sentada en la terraza de un chiringuito, con turistas armados con cámaras de fotos y con un pato histérico que no dejaba de graznar. Qué simpático el pato que no tiene miedo a la gente. Llegamos al cerco del tigre y ahí estaba tumbado, majestuoso, solo, rugiendo no se sabe por qué, tal vez porque se sabía la estrella del Zoo de Amberes. Entre el enorme tigre y nosotros solo había un foso. El felino más grande del mundo se lamía como si fuese un gato de tres metros cuando en el foso, nadando, descubro dos pequeños patitos. Detrás mía el pato adulto seguía graznando como loco sin prestar atención a la gente cuando de repente lo entendí todo: estaba buscando a sus hijos que, de alguna forma, habían acabado en el foso del tigre. Los patitos nadaban desesperados sin poder salir del agua, pues el bordillo estaba demasiado alto. O eran rescatados al anochecer por el personal del zoo o su muerte era segura, bien por agotamiento bien sirviendo de aperitivo al tigre. Los niños pequeños correteaban persiguiendo a la pata que llamaba desesperada a sus crías sin ser conscientes del drama que se estaba viviendo. Comprendiendo en aquel momento que incluso algo tan simple como un pato es capaz de padecer, entendí el papel fundamental que en nuestra sociedad juegan los zoos, amados y denostados a partes iguales pero que conforman, desde mi punto de vista, una herramienta de educación fundamental que acerca la naturaleza a todos aquellos niños sobre cuyas espaldas recae la responsabilidad de proteger o salvar el planeta, el medio, la biodiversidad y para quienes los zoos constituyen la única aproximación posible a unos animales a los que solo pueden proteger queriéndolos y a los que solo pueden querer conociéndolos.



Y ya que hablamos de madres, no quiero dejar de felicitar a la mía por sus recientes éxitos.

El verano ha llegado definitivamente a Bruselas. Tras una semana de temperaturas agobiantes estamos en condiciones de certificar que aquí, también, es verano. ¿Y como pueden vivir en el norte sin sol y calor? Pues señores, viven igual que nosotros. Por mucho que llueva, por muchos días grises que hayan, a los bruselianos les gusta el sol tanto o más que a nosotros. Estos días las calles están a rebosar. Más de 30 grados invitan a los nativos a vestir tal y como vestirían los españoles en España. Y así estoy yo, que he cambiado los restaurantes por un bocata y un parque con el fin de matar el blanco nuclear belga que me ha acompañado desde hace meses y vaya si lo he conseguido, de hecho hasta me he quemado¡¡

Por lo demás han sido días de bastante trabajo en los que, en contra de la costumbre establecida, lejos de salir un par de horas antes del fin de mi jornada, he salido una después. Mañana la curva de stress baja de nuevo y tocará fondo el lunes. Mi jefe, Dave, se va de Bruselas y tengo por delante una semana libre. A partir de entonces tan solo me quedarán una o dos semanas de trabajo... y después Palma de Mallorca. No deja de acollonarme cómo pasa el tiempo.



2 comentarios:

Sara dijo...

Bueno, pues este post me deja muy claro que hay muchas cosas bonitas de ti que año tras año sigo descubriendo.
Eres un crak...ah! en eso te pareces quizás a mi? jajajaja
Gracias;
La Omaita.

Paquito dijo...

El día que veas (como lo veo aquí) a los patitos cruzando la calle y los coches parándose, ese día es cuando uno descubre que, de verdad, definitivamente no somos como la gente de aquí (para lo bueno y para lo malo: en los dos sentidos)...

Te comprendo: llevo toda la semana muriéndome de calor (soy del centro de España: tenemos calor a espuertas, pero sin humedad, de ahí que aquí me deshidrate como no lo he hecho en mi vida)...

A por ellos que son pocos y cobardes... Por cierto: he puesto de fondo de pantalla al Don Quijote y Sancho Panza de Bruselas en tu honor en el trabajo (antes estuvo "El Guernica", "La rendición de Breda" y fotos de Madrid :-)).

Reclama tu diferencia: no eres ni mejor ni peor pero sí distinto... Y tu diferencia te abrirá puertas :-))

Un abrazote,

Paquito.