viernes, 29 de julio de 2011

Calm Down Dear







Dicen que la crisis acabará tarde o temprano pero a mí ahora me quema más que nunca. Los datos económicos dibujan la falsa mejoría que precede al deceso y sostienen el discurso de que debemos felicitarnos porque caemos más despacio que antes. A este declive en barrena le han saltado los paracaídas pero el suelo aún no se ve y el piloto está grogui. Por muy cerca que estemos del mil veces prometido brote verde, quienes llevan aguantando el chaparrón desde 2008 ya no pueden con su alma. Y aquí estoy yo haciendo mudanza en tiempo de crisis, cuando lo que toca es estarse quietecito, sin saber si el paso obligado será para adelante o para atrás. Pero en estas llega una alegría, una placa decorativa que encargué hace tres semanas por internet que daba por perdida ha encontrado su camino hacia mis manos. La placa, en honor a los despavoridos londinenses de hace 70 años me pide cariñosamente que me calme, al fin y al cabo solo es una recesión.

miércoles, 27 de julio de 2011

Lo sabía


Se trataba de encontrar muebles para la nueva oficina, pero a mí el bambú siempre me había fascinado. Lo mismo es por ese verde tan vivo, por esa espiral tan zen o simplemente por la forma de crecer tan decidida hacia arriba. Estábamos cargando el maletero hasta lo imposible cuando entonces ocurrió la catástrofe: una tabla inestable, un descuido, una puerta que se cierra y ¡ZAS! una planta de bambú decapitada. Sin raíces y sin tallo. Una estaca sin futuro, sin posibilidades, que ya no servía ni para decorar. Pero me negué a abandonarla ahí mismo, en un aparcamiento, como me sugerían. Si es verdad que esta planta trae suerte, por qué no iba a tener suerte la propia planta. Tenía que tenerla.



Ya en abril la pudisteis ver instalada en casa junto a dos prometedores tallos, rota y abierta, pero aún verde. Y pasó el tiempo, y pasaron las semanas y los meses, y resistí cada tentación de deshacerme de
ella. Mientras estuviese viva había esperanza. Tenía que haberla. Entonces un día vi algo que parecía ser un esbirro de raíz asomar a los pies del palo verde, porque aquello ni era bambú, ni era planta, ni era nada. Y cada mañana rechazaba la idea de tirarlo a la basura y mantenía ese tronco roto en medio
del salón. Y en silencio le animaba y alentaba.


Y ahí lo tenemos. Un brote, delicadísimo, frágil e insignificante al lado de las espléndidas hojas de sus compañeros, pero un brote que vale el doble. Era solo cuestión de tiempo. Y paciencia. Y confianza. Pero tenía que brotar, yo lo sabía. Ahora ya solo tiene el cielo como límite.


lunes, 11 de julio de 2011

A una semana del cielo

Semanas de tranquilidad y relax roto solo por la noticia de la victoria! Un nuevo proyecto en manos del equipo naranja que ya oficialmente tiene carné de familia numerosa. Lo que hace un año era un equipo de dos, en unos días será una familia de seis. ¡Crecemos! Mientras tanto, y hasta que el proximo lunes aterrice en Mallorca dispuesto a encadenarme a una palmera en la playa, tardes de paseos por Bruselas.



Ubicación:Kleine Dalstraat,Saint-Josse-ten-Noode,Bélgica