sábado, 17 de julio de 2010

Luck

Era cuestión de suerte. Después de meses recorriendo la gran ciudad armado hasta los dientes con currículums, desgastando los zapatos y sudando la gota gorda, bastaba con tumbarse en la playa para recibir una llamada. Nos vamos a Bruselas, volvemos a la vieja europea gris, a la que nunca planeé ir y a la que siempre acabo volviendo. Afortunadamente.

Dos meses en una consultora alemana dedicándome a temas de cooperación internacional en Balcanes y Turquía es una oportunidad apasionante. Sí, en principio hablamos solo de dos meses, pero no es poco en los tiempos que corren y quién sabe las oportunidades que de ahí pueden derivar. Vale, pierdo medio verano mallorquín por la bruma bruseliana, pero ojalá lo hubiese perdido entero con un trabajo así.

De momento volvemos a Bruselas.

El escenario que vendrá después puede ser cualquiera.

Ya os contaré...