Fire + Water

Anoche a las 2.45 de la madrugada llegó el Apocalipsis a Bruselas. El día había caluroso a más no poder. La noche se presentaba tan agobiante como aquellas noches madrileñas que en plenos exámenes te empujaban a salir al aparcamiento del colegio o a los aspersores del parque... Como las dos noches anteriores, me fui a dormir dejando la ventana abierta para garantizar mi supervivencia, pero a las 2.45 un ruido me despertó. Una tormenta como nunca antes había visto. Un viento huracanado y una cantidad extraordinaria de minirelámpagos silenciosos, cinco o seis por segundo, se esparcían por el cielo cubierto de nubes. Durante quince minutos esto parecía la Guerra de los Mundos. Después llegaron la lluvia y los truenos. Lo dicho, una tormenta que excede el significado que hasta ahora le daba al término y que  ha sido el tema de conversación más oído en Bruselas.  

Por lo demás seguimos esperando noticias del Signore Da Vinci pero la buena noticia es que gracias a los mimos el ordenador parece haberse recuperado de su particular gripe porcina. Después de pasarle el CCleaner, el Antimalware, el Panda... después de hacerle un Scandisk y una desfragmentación esta maquina se ha vuelto a poner en pie. El siguiente reto tecnológico consiste en descubrir por qué mi telefono movil transforma mi voz en la de un robot.  No, en serio, yo mismo me escucho y entiendo que mi madre pase miedo cuando le llama un androide del futuro despotricando de la Leonardo...

Y para finalizar, la guinda. Ya por fin me confirma Isa que del 10 al 15 estará aquí en Bruselas (Sariña me has fallado), y aunque Escocia tendrá que esperar por mí, Bruselas no decepcionará. En la foto, una de tantas conchas que incluso en Bruselas te guían hacia Santiago de Compostela y mi zapato.