La mujer eternamente perdida

Esta es la Señora de Verde. Se levanta temprano cada mañana, desayuna fuerte, se calza sus deportivas y la misma chaqueta de chandal y sale a la calle decidida a encontrar su destino. Algo que lleva intentando años. Da igual si llueve, si nieva o si el calor es insoportable. Al mismo tiempo, millones de personas hacen lo mismo en todos los rincones del mundo. La conocí un día que con prisas a la hora de comer iba a comprarme un bocadillo griego que llevarme a la oficina. Siempre me pido el mismo en el mismo sitio, uno con queso, lechuga, tomate, aceitunas y pan de cereales. Saludo al croata que trabaja en el mismo edificio que yo y que siempre está en la puerta fumando y hablando por el movil. Ella me sonríe desde lejos, con los ojos muy abiertos, y me dice con un acento exageradamente cantarín 'Excuse me. Do you speak English?' y entonces me pregunta por una dirección desconocida. Y ahí queda la cosa. Hasta que al día siguiente a la misma hora se repite la escena, y al otro, y así cada día. Como Drew Barrymore en 50 Primeras Citas o Bill Murray en El Día de la Marmota esta mujer está atrapada en el tiempo. A veces cuando vuelvo de comprar el bocadillo griego la veo sentada absorta en un bordillo, preocupada porque llega tarde a dónde sea que tiene que ir. Entonces saludo al croata, subo a la oficina a hacer lo que hago cada día mientras caigo en la cuenta de que tal vez no es solo la mujer de verde la que está de alguna manera atrapada en el tiempo. Tal vez alguien lleva años esperándola en algún lado.