lunes, 28 de febrero de 2011

Easy tonight

Pues esta noche es la última. A diez dias de cumplir el segundo aniversario en Bruselas, estreno techo. Llegué, como recordareis, para recalar en Jette. No era dificil deducir en los posts de entonces que el lugar no me apasionaba. La residencia estaba a las afueras de la ciudad y las comunicaciones eran pésimas. El servicio de autobuses terminaba a media tarde e ir andando al centro era una auténtica locura. Los pasillos pintados de oscuro, morados, grises, azules, y esas cocinas gigantescas de las que salían olores fortísimos no ayudaban a hacer más confortable un lugar que tal vez en otro momento y situación habría sido de mi agrado. Pero entonces ya sabía yo que la época en la que mi espacio se reducía a una habitación con lavabo se iba a terminar... después de casi diez años.






Decidí abandonar Jette antes de volver a la isla en verano, y entonces me topé con la Warehouse... esta fue mi primera impresión y así os lo conté en agosto de 2009:


"El sábado fui a visitar la que podría ser mi próxima casa, a partir de octubre, pero la imagen fue un poco desoladora. Lo de los 10 minutos andando a Schuman puede ser verdad si andas muy, muy rápido, pero para un ser humano medio, incluso para uno crecido en Madrid, tardar 20 minutos es lo más normal. El barrio no es que sea feo, es que es de esos barrios que te transmiten sensación de inseguridad y abandono... el piso por dentro no desmentía esa sensación. Un salón enorme a modo de recibidor con una cocina llena de cacharros y porquería en un lado y tres tristes sofás en otro frente a una tele pequeñita... ese es el único punto del edificio en el que hay internet así que para conectarse al mundo te obligan salir de tu cuarto, vaya por Dios, con lo a gusto que se está recién levantado y sin haberse lavado aún la cara, con un cafetito y la primera página del periódico... En ese momento empecé a sonreir, no de felicidad precisamente. Me reía porque tenía la impresión de que el tipo que me enseñaba risueño el piso sabía perfectamente lo que estaba pensando. Y lo que estaba pensando es que no hacía falta que me enseñase más edificio, que con eso me bastaba y que me piraba... A lo mejor por eso el tipo me llevó casi corriendo hacia las escaleras.

Las estrechas escaleras subían y subían decoradas con sábanas tendidas en el pasamanos y toallas secándose al fresco... ropa tendida también por los pasillos y unas habitaciones que daban pena. De tamaño eran muy parecidas a las de aquí, Jette, pero desde luego en cuanto a calidez y comodidad... parece mentira que acabe aplaudiendo esta cochiquera desde la que escribo. Me enseñó tres habitaciones, cada cual peor que la anterior. Cuando me asomé a la ventana de la tercera y ví un tejado lleno de trastos oxidados y antenas, entendí la importancia de unas buenas vistas. 'La habitación está un poco sucia porque aún no la hemos limpiado', me explicó el hombre cuando vió la cara de repelús que no pude evitar antes de volver a sonreir, a partirme de risa solo por pensar que el tipo ese creyera que me iba a quedar ahí. Y entonces me vendió el lujo que supone tener lavadora en casa, algo que por supuesto le reconocí... En 15 minutos finalicé el tour quedando con el tipo aquel en que antes de finales de agosto le daba una respuesta..."

A falta de alternativa, la respuesta fue un sí. Y ahí estamos desde entonces...

Pero ahora ya sí. Independientemente de imprevistos o contratiempos que puedan surgir en el futuro, ahora me marcho a un lugar que he elegido y que me gusta. Un espacio privado con más de una puerta, con más de una habitación, en el que el lavabo está donde tienen que estar los lavabos y no junto a la cama. Un sitio en el que entrará quien yo quiera que entre y en el que no tendré que ser sociable cuando salga de la oficina. La época de las residencias y los colegios mayores pasó, el espacio que antes estaba dedicado a fiesta y sociabilidad ahora debe ser de reposo e intimidad. Esta noche es la ultima en esa Warehouse desde la que llevo tanto tiempo contemplando tejados mohosos y antenas rotas, la misma habitación alumbrada con una mísera bombilla que cuelga en el centro del techo dejando en penumbras la habitación, la misma cuya cocina a penas he usado y en cuyos sofás me he sentado una o dos veces por no sentirlos míos. A las 8.30 de mañana cerraré una puerta tras de mí. Sobre las 19.30 abriré otra.

2 comentarios:

Sara dijo...

Estrenamos casa Geshcann,estoy loca de contenta y es que parece que la estreno yo. Estamos deseando conocerla en imágenes nene.
Que contentos estamos por ti, sólo de pensar en tu cara de mañana...

Paquito dijo...

¡Enhorabuena! ¡Sí señor! :-))

Ahora, a disfrutar del silencio :-))

Un abrazote,

Paquito.